Os dejo una escena del principio en que se muestra la actitud general hacia la pena de muerte y el verdugo.
AMADEO: ...Y qué me dice de los americanos. Déme, déme usted la mano... Metela aquí.. Ah, tiene miedo eh, y eso que son sólo 120 voltios.
CARMEN: Pero padre, deje usted eso, no ve que estoy planchando.
AMADEO: La silla eléctrica son miles de voltios. Los deja negros, abrasados.¡A ver dónde está la humanidad de la famosa silla!
JOSÉ LUIS: Yo creo que la gente debe morir en su cama. ¿No?
AMADEO: Naturalmente, pero si existe la pena de muerte, alguien tiene que aplicarla.
El enjuiciamiento moral que encierra este diálogo no exime de su responsabilidad al verdugo que, como funcionario del Estado, debe ejercer la función pública que se le ha encomendado. Por ello Amadeo afirma que "...si existe la pena de muerte, alguien tiene que aplicarla", al margen de las consecuencias sociales que acarrea su profesión, hasta el punto en que, como vemos a lo largo de la película, un verdugo recibía un trato social más cercano al de un apestado, que al del común de los mortales.
Por otra parte, la oposición internacional a la aplicación de la pena de muerte concitó una reacción popular en contra de las dictaduras vigentes en aquel momento. Y las autoridades españolas no podían permitir, por lo tanto, que el rechazo exterior a tan abyecto acto ensuciara la imagen de prosperidad asociada a una incipiente industria turística para lo que deseaban esconder los defectos del sistema como vemos al final de la película, en Palma de Mallorca.
Estas son las palabras de Berlanga al respecto:
"Que el protagonista de mi película acabe ejerciendo el oficio de verdugo es lo de menos, la elección de este oficio pertenece a la anécdota, al afán de buscar cierta singularidad. Lo importante en la historia es, a mi juicio, la facilidad con que el hombre contemporáneo acaba cediendo a los condicionamientos sociales, se trague inconscientemente -o quizá no- los elementales cebos que las circunstancias le tienden y quede así, sujeto a las garras de un estado de vida que no es el que íntimamente habría deseado. Al principio, adolescentes, soñamos un poco, nos aceptamos libres; basta la seguridad de un sueldo, de un alojamiento, algo de eso que creemos amor y un gran miedo a todo lo demás, para que uno, ya sometido a la colectividad, acabe en lo que es peor, vivir comprometido: hacer algo, bueno o malo, pero en definitiva diferente de aquello que habíamos querido hacer."
Vemos que José Luis tiene esa misma visión de la pena de muerte y del verdugo. A pesar de esta actitud, acepta la profesión de verdugo en contra de sus deseos. ¿Qué te parece el personaje de José Luis? ¿Por qué no es capaz de luchar contra su destino?
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Hace 9 años